Escuela y Alimentación: Malos Hábitos de Nutrición



Malos Hábitos de Nutrición

Los malos hábitos alimentarios son los que derivan trastornos alimentarios, que se pueden convertir en enfermedad. Los cambios físicos en el organismo pueden causar ciertos trastornos en el niño como falta de respiración,  palpitaciones cardiacas rápidas, etc.

Derivados y condimentos poco recomendables para los niños

Seguro que tienes muchas preguntas sobre qué alimentos le puedes dar de comer a tu hijo y cuáles no. Conoce los aportes de cada alimento y regula su consumo en función de las necesidades de tu niño. 

  • Leche desnatada y derivados: el consumo generalizado de leche desnatada en niños pequeños no está justificado desde el punto de vista nutricional, salvo expresa indicación médica. La leche desnatada conserva la misma proporción de proteínas, azúcares (lactosa) y calcio que la entera, aunque está desprovista de grasa, nutriente energético básico para el buen funcionamiento y desarrollo orgánico de los más pequeños, así como de las vitaminas disueltas en la grasa, llamadas liposolubles, como las vitaminas A y D. La vitamina D es necesaria para la absorción del calcio y para su depósito en los huesos.
  • La sal: no deben salarse excesivamente las preparaciones culinarias (ni al cocinar ni al ingerir los alimentos), con el fin de acostumbrar al niño al sabor propio de los alimentos. Una correcta educación del paladar desde la infancia evita los dificultosos cambios de hábitos a los que se ven obligados los adultos que necesitan reducir la cantidad de sal en su dieta diaria. La recomendación de reducir el consumo actual de sal está justificada, sobre todo si consideramos su pobre participación en la consecución del equilibrio nutritivo.


Los embutidos en la dieta de los niños

En almuerzos y meriendas es común preparar bocadillos con embutidos para los niños. El embutido forma parte de la dieta mediterránea, pero ¿te preocupa que  pueda causar alguna reacción a tu hijo? 

La única charcutería que se debería admitir a edades tempranas es el jamón cocido y el jamón serrano magro (sin el tocino). Además del jamón cocido, se pueden encontrar en el mercado otros derivados cárnicos que guardan muchas similitudes con este producto. Es el caso de la paleta de cerdo cocida, cuya presentación y sabor son buenos, y su precio es comparativamente menor al del jamón cocido. El jamón cocido es un producto de gran valor nutritivo, rico en proteínas de alto valor biológico y con un contenido graso relativamente bajo, comparado con los diversos embutidos.

Existen sucedáneos de jamón cocido de menor calidad nutritiva, en los que se autoriza el añadido de féculas, proteínas y otras partes del cerdo, además de aditivos, para formar un conglomerado o pastel compacto que constituyen los denominados fiambres de jamón. Del mismo modo, en el mercado  puedes encontrar fiambre de paleta de cerdo, y fiambres de pavo o pollo, dependiendo de los ingredientes utilizados. Ambos productos, jamón cocido o salado, consumidos una o dos veces por semana, son suficientes para contribuir a la diversificación de la dieta de tu hijo.

Los embutidos, por su parte, son derivados cárnicos ricos en grasa, de contenido proteico variable según los ingredientes utilizados. Son embutidos tradicionales el chorizo, el salchichón, la mortadela, el salami, la butifarra, la sobrasada, etc.

Los seis errores más comunes a la hora de alimentar a los niños

Una nutricionista infantil destacó que muchos padres creen que su tarea es lograr que los chicos coman algo, pero en realidad es hacer que coman alimentos sanos.

Muchos padres se sienten atemorizados cuando sus hijos se encaprichan con no comer tal o cual alimento, por lo que "piensan que su trabajo es lograr que sus hijos coman algo. Pero en realidad su trabajo consiste en servirles una variedad de alimentos sanos".

Así, señaló una serie de errores, seis para ser más claros, que comenten muchas veces a la hora de darle de comer a sus hijos.

El
primero de ellos es no permitir que los niños ingresen a la cocina, por miedo a que se lastimen con los instrumentos. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Columbia reveló que aquellos menores de edad que ayudan a cocinar sus alimentos son más propensos a llevárselos a la boca.

Otro, en este caso el segundo, es esconder las cosas deliciosas de los niños para evitar que coman demasiado, lo que provoca que se las pretenda más aún. Por ende, el consejo que se les da a los padres es, directamente, no llevarlas a su casa.
 
El tercer error es presionarlos para que prueben todo tipo de alimentos, ya que los menores de edad reaccionan a la inversa y, finalmente, no quieren comerlos, aunque haya una recompensa posterior.

A continuación aparece el cuarto: servir verduras aburridas. Por esto debe entenderse verduras hervidas sin otro agregado, lo que provoca que los niños no quieran comerlas. El consejo entonces es "adornar" las verduras.

La quinta falta es someterse a régimen delante de los niños, quienes tienden a imitar a los padres.

Finalmente, el
sexto error es abandonar la lucha para los chicos prueben de todo. Por ende, hay que seguir preparando alimentos sanos y presentándolos en las comidas.



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